sábado, 6 de marzo de 2010

Despertaste, despertaste.
Y no todo estaba mojado, todavía había resistencia.
Tan desgarradora como dos paredes de cuerpos rojos,
la luz, el fuego y lo demás en vos.
Sigue. esto empieza a ceder,
aparecen esas caras familiares, tan conocidas como uno mismo.

Todo nace, vuelve a crecer y cambia.
Brotan colores y subís.

Ahora caminas viendo cosas caer, quizá en lugares equivocados.
Querés romper y salir de una vez de ese río enrojecido de gritos desesperanzados.
Elegir como.
Las paredes grises de humo se funden como en lavas que danzan entre rocas,
grises y mas grises.
Surfeando en la cascada de lo real.
Y si caes te convertís en pluma planeante y todo se vuelve suave.

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